Líder de Falange Española y de las JONS, partido único, estableció una dictadura fascista que tornó en conservadora y anticomunista tras perder Alemania la guerra mundial. www.elviejotopo.com utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Para entender el golpe de Estado contra la II República en su contexto, hay que remontarse a las elecciones legislativas que ganó el Frente Popular el 16 de febrero de 1936. Foto de portada: Millán Astray sale del cuartel general de Franco en 1936El fascismo español no fue exclusivamente el predecesor, organizado en Falange de las JONS, de un movimiento nacional más amplio, que tomaría cuerpo en el decreto de unificación de 1937. Una tendencia congruente con la extrema popularidad del fascismo en la derecha radical europea del momento, a su percepción como solución unificadora de las “fuerzas nacionales”, pero también como solución a la dispersión en que se habían encontrado estos sectores durante la Segunda República.
Para ello el financiero Al Gobierno de Manuel Azaña, y luego de Casares Quiroga, le llegaron por diversas fuentes noticias de lo que se estaba tramando, pero no actuó con más contundencia contra los conspiradores porque, según el historiador Mola no elaboró un único modelo de conspiración para todas las provincias españolas sino que diseñó cuatro en función de la presencia o no de fuerzas militares en ellas y en función también del grado de compromiso con la rebelión de los generales, jefes y oficiales contactados. Los conflictos que pudieron derivarse de ello en las áreas de autoridad de los dos componentes no fueron aceptados como inevitables por quienes, desde las asociaciones católicas o desde el partido –o desde ambos lugares al mismo tiempo– señalaban la síntesis establecida por el falangismo como forma cristiana de organización de la comunidad.A diferencia de la experiencia fascista de otras naciones, el catolicismo servía como un factor de identificación de una España que había combatido en nombre de la fe contra los enemigos del cristianismo, especialmente cuando la Reforma escindió a los monarcas y pueblos europeos. El presidente del Gobierno en funciones renunció al desempeño de su cargo de forma inmediata y pidió al presidente de la República que nombrara presidente del Gobierno en funciones al candidato de la coalición ganadora, sin esperar a que se celebrara la segunda vuelta de las elecciones (prevista para el 1 de marzo), a la espera de la publicación de los resultados definitivos. Al día siguiente una nueva ofensiva sobre Triana, con más tropas y más organizada, acabó con la resistencia del barrio. Azaña nombró como nuevo presidente del gobierno a un hombre de su partido El general Mola, quien desde finales de abril de 1936 tomó la dirección de la trama golpista adoptando el nombre clave de “El Director”, redactó y difundió una serie de circulares o “Instrucciones reservadas” en las que fue perfilando la compleja trama que llevaría adelante el golpe de Estado.Las amenazas de Mola se cumplieron plenamente y al estallar la sublevación, esta vino acompañada sistemáticamente de una represión feroz de la que eran víctimas todos los que oponían resistencia al golpe, incluyendo aquellos militares que optaron por mantenerse leales al poder legalmente establecido o incluso los que mostraron dudas, sin excepciones por parentesco o amistad. La auténtica unificación debía dotarse de espacios de discrepancia que se daban en el interior del partido, donde podemos llegar a observar proyectos distintos incluso en su análisis meramente ideológico –sin ir más lejos, lo que podía diferenciar el elitismo racial de Himmler o Rosenberg de la tecnocracia propuesta por Todt o Speer, o de los sistemas de integración popular generados por los gestores del Frente Alemán del Trabajo–. Esto provoca la movilización de las organizaciones obreras que exigen al gobierno que les de armas para detener la sublevación en Madrid, a lo que se negaron tanto el gobierno de La instrucción de última hora enviada, procedente de Mola a los tres generales de Madrid es la de contemporizar con el Gobierno hasta la llegada de tropas del norte, y en caso de verse copados sacar las tropas de los cuarteles y dirigirse a la Sierra de Madrid.A lo largo del día 19 se habían ido reuniendo oficiales de otros cuarteles y bastantes civiles partidarios de la sublevación, como falangistas y monárquicos.Pocos minutos antes del mediodía fuerzas de la Guardia Civil acompañadas de obreros armados logra entrar en el Cuartel.